Este es el primer capítulo del libro que estoy escribiendo,
la sinopsis la pueden encontrar ¡Aquí!
Espero que les guste.
Ahí estaba ella de nuevo, seguía rompiéndome el corazón
observarla de esa manera, pero aun así no podía evitar la necesidad masoquista
de observarla mientras arrastraba los pies caminando por toda la casa.
Ahora se encontraba
en esa habitación.
Durante el tiempo que llevaba dedicándome a observarla como
un intruso, el cual no tenía ni idea de cuánto era, la mayoría de las veces
ella no salía de esa habitación.
Estaba apoyada de
espaldas a la cama y sentada en el suelo, miraba por la ventana y su rostro se
iluminaba por la luna, tenía los ojos perdidos en medio de una nube de
añoranzas y entre cada suspiro que salía de sus labios iba aumentando la
sensación de frío y angustia que
recorría mi espalda.
Esta mujer desconocida me causaba los únicos sentimientos
que experimento en mi existencia. No
tenía ni la mínima idea de que era lo que pasaba o lo que hacía, sólo sabía que
el sufrimiento de la mujer detrás de la pared de cristal era mi más grande
desasosiego.
Apoyé mi mano en la pared transparente que me separaba de
ella y respiré profundo.
De repente alguien se sostuvo de mi chaqueta marrón y tiro
ligeramente de ella.
-¿Qué haces aquí, Brian? -La dulce y tierna voz me hizo
sonreír por un leve segundo.
-Has vuelto. ¿Dónde has estado, Luisa? - Bajé la mirada y
observe a la niña. Su bello cabello como el oro le llegaba a la cadera y sus
hermosos ojos azules resplandecían con una inocencia que me cautivó en el
primer momento en que la vi.
- No lo sé -Respondió con una sonrisa. - Pero fui a un lugar
realmente hermoso.- Su expresión no tenía precio y se le notaba en serio feliz.
-¿Cómo era, preciosa?- le dije, mientras me ponía de
rodillas para estar a su altura.
-No era tanto el lugar, Brian. Era lo que pasaba ahí. Él ya no está triste. Lo vi en un lugar con muchos árboles y niños corría
por todo el lugar y él... sostenía un niño pequeño. Es realmente divino...- siguió relatando con
ilusión bailando en sus ojos.
-¿Es tan divino como tú? - pregunté mientras colocaba su
dorado cabello detrás de su oreja.
Ella bajó la mirada y por un segundo la tristeza se coló en
su expresión, pero al mismo tiempo una media sonrisa melancólica se formó en
sus labios.
-Si...la verdad es que se parecía mucho a mí.
Ella levantó la cabeza. Pequeñas lágrimas se deslizaban por
sus rosadas mejillas.
El corazón se me hizo trizas.
-No, no, no. No llores, preciosa- la tire en mis brazos y
apretujé contra mi pecho.
-¿Qué sucede, bebé?
¿Por qué lloras?- pregunté y la empujaba más contra mí.
-Es que...- Tartamudeo mientras sorbía su nariz.- El niño es
hermoso y se parece a mí y él estaba...feliz y por un momento sentí celos.
Su cuerpo empezó a convulsionar por las lágrimas más
deprisa.
-Y... ¿Quiénes son estas personas, Brian? ¿Por qué nos afectan tanto?-
Sabía a lo que se refería, nos habíamos pasado quien sabe
cuánto tiempo fantaseando con esa mujer y ese hombre, soñábamos que podíamos
atravesar el cristal y compartir con ellos o alucinábamos con poder eliminar su
dolor, pero nunca Podíamos acercarnos.
Tampoco sabíamos quiénes eran, al principio desconocíamos
hasta nuestro nombre.
Ella se separó unos cuantos centímetros de mí y me miró
justo a los ojos:
-Y no me has respondido. ¿Qué haces aquí? ¿Qué hacemos los dos aquí?
Las lágrimas seguían manchando su rostro y yo no sabía cómo
responder a esas preguntas.
Estábamos en una especie de limbo, aunque ni idea de lo que
signifique eso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario